La ecografía permite explorar en el interior de la madre mediante ondas de ultrasonidos de forma totalmente inocua e indolora. Se aplica en el abdomen de la mujer un gel conductor de un aparato llamado transductor, que emite señales de ultrasonido que después la tecnología traduce y compone en imágenes que se ven en una pantalla.
Las ecografías al feto son unos de los momentos más emocionantes del embarazo. Los padres lo viven con ilusión porque, primero, sirven para descartar anomalías y saber que el embarazo se está desarrollando bien, y segundo, hace más real el ser que está creciendo en el interior de la futura madre. Escuchar el latido de su pequeño corazón, comprobar el tamaño de su fémur… son recuerdos inolvidables.
¿Cuántas son necesarias?
El protocolo de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) establece una ecografía 2D por trimestre, aunque pueden hacerse más si el ginecólogo lo estima necesario. También se suele realizar una previa en la semana 7-8ª para confirmar el embarazo. Estas ecografías ‘básicas’ no son las mismas que las que realiza el obstetra sin hacer un estudio detallado y que son un complemento de la exploración habitual.
La ecografía del primer trimestre, ¡qué fuerte late su corazón!
Es lo primero que llama la atención de los padres. El corazón de un embrión (no se le considera feto hasta la semana 8ª de embarazo) empieza formarse alrededor de la 5ª semana de embarazo y sus latidos se pueden apreciar ya a través de una ecografía a partir de la semana 6ª.
Pero la primera ecografía que establece la SEGO, entre las semanas 11-14ª, se realiza para saber si viene más de un bebé, comprobar su vitalidad a través de los latidos y calcular su edad (el ecógrafo mide su longitud desde la coronilla hasta las nalgas) para establecer una posible fecha de parto. Además, en esta primera ecografía, se mide el pliegue nucal del embrión y así descartar alguna anomalía cromosómica.
La ecografía del segundo trimestre, ¿quieres saber el sexo de tu bebé?
Se realiza durante las semanas 18-22ª y se estudia el cerebro, el corazón y los pulmones, además de medir el diámetro del feto para comprobar que tiene un crecimiento adecuado a su edad. También se puede descartar la espina bífida al comprobar el estado de la columna vertebral. También se descartan otro tipo de malformaciones. No siempre, pero en muchas ocasiones, ya se puede comprobar el sexo del bebé.
La ecografía del tercer trimestre: todo preparado para el parto
Se hace en las semanas 32-36ª y como se acerca la fecha del parto, nos da información interesante como la posición del feto dentro del útero y la ubicación de la placenta. El ecógrafo mide el perímetro de la cabeza del futuro bebé y la pelvis de la madre. En esta ecografía se comprueba el nivel de líquido amniótico y si el feto crece adecuadamente, se descarta una vuelta de cordón umbilical, etc.
¿Y las ecografías en 3D o 4D?
Permiten ver a le feto con volumen y en el caso de las 4D, en movimiento. Se suelen realizar bien porque los padres lo desean, o como complemento al estudio en 2D si así lo establece el ginecólogo para ver al feto con más precisión. Normalmente se efectúan a partir de la semana 26ª porque el bebé ya está casi formado y se ve de forma más nítida.
Un truco para conservar su primera ecografía
Cuidado, porque la foto que tda el especialista está en papel térmico, y éste, como el del fax, se destruye fácilmente, especialmente si le da el sol. Un truco: escanearla y hacer una reproducción fotográfica. Otros padres optan por plastificarla, pero se conserva peor.