La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hay 285 millones de personas con algún tipo de discapacidad visual, ya sea por defectos de refracción (miopía, hipermetropía, astigmatismo, presbicia), cataratas no intervenidas o glaucomas.
Gran parte de los problemas relacionados con los ojos no manifiestan síntomas hasta que se presentan con gravedad. No obstante, el dato positivo es que el 80% de los estas situaciones se pueden prevenir si se identifican a tiempo y se toman las medidas adecuadas. Para ello, es importante seguir algunos consejos básicos proporcionados por oftalmólogos y optometristas.
Revisiones rutinarias
A partir de los 3 años, se recomienda someter la vista a un chequeo anual, ya que los defectos de visión de los niños son más fáciles de corregir. Al cumplir los 16, esta revisión puede pasar a realizarse cada dos años. El objetivo de estos exámenes periódicos es doble: por un lado, detectar problemas de refracción; por otro, identificar posibles enfermedades que se manifiestan a través de síntomas en los ojos (diabetes, hipertensión o tumores cerebrales). A partir de los 70 años, dado que los factores de riesgo aumentan con la edad, es preciso volver a realizar esta revisión anualmente.
Ojo con el sol
Orientar la vista directamente hacia el sol multiplica el riesgo de cataratas, degeneración macular y tumores en los ojos. La radiación solar también puede motivar queratitis solar, que se manifiesta horas después de la exposición sin defensa a radiaciones ultravioletas. ¿Qué gafas de sol debemos usar? Hay que protegerse con unas lentes solares adecuadas, que cumplan la normativa UNE-EN 1836:2006+A1:2008, o bien lleven el sello CE y el código UV400. Importante: mejor elegir gafas con cristales grandes.
Gafas protectoras
Ya sea por motivos laborales o domésticos, es imprescindible protegerse la vista con gafas especiales si realizamos trabajos manuales que puedan poner en riesgo nuestros ojos por desprendimientos de pedazos de metal, madera o vidrio, o bien la suspensión en el aire de sustancias químicas y otras partículas.
Cuida tus lentillas
La opción más higiénica son las lentes de contacto diarias y desechables. Si usas lentillas mensuales, recuerda lavarte las manos siempre antes de tocarlas, evita su contacto con el agua del grifo y utiliza para su limpieza únicamente líquidos adecuados. Un mal empleo de las lentillas podría causar infecciones en los ojos.
Controla tu diabetes
Los niveles inadecuados de tensión arterial, de colesterol y de azúcar en sangre también tienen consecuencias para la vista. Un mal control de la diabetes puede afectar a los vasos sanguíneos de la retina, provocando retinopatía diabética, que se manifiesta con visión borrosa, sombras o dificultad en la visión nocturna.
El tabaco, ni verlo
Fumar aumenta el riesgo de cataratas y de degeneración macular asociada a la edad. Lo bueno es que dejar el tabaco tiene rápidas y positivas consecuencias sobre la vista, ya que detiene el desarrollo de estas enfermedades, y en algunos casos, incluso revierte los posibles daños en los ojos.
Comer para los ojos
Los expertos recomiendan alimentos ricos en antioxidantes, sobre todo aquellos que son fuente de carotenos, como la zanahoria, la calabaza, el brócoli, la espinaca o la naranja, para conservar la vista en buen estado y reducir el riesgo de cataratas o degeneración macular.
Fuera esos dedos
En ocasiones, el viento suspende en el aire pequeños elementos que pueden entrar en los ojos y provocar picor y enrojecimiento. Lo recomendable en estos casos es dejar que el ojo lagrimee para que expulse la partícula por sí mismo, pero nunca rascarse ni frotarse porque podríamos dañar la córnea.
Pantallas con descanso
Pasamos gran parte del día con la mirada fija en las pantallas de televisores, monitores, tabletas o teléfonos móviles, lo que nos obliga a realizar interrupciones para descansar la vista. Dos trucos para contrarrestar la fatiga visual: parpadea mucho para hidratar los ojos; haz pausas cada 20 minutos y centra la vista en un punto lejano para relajarla.